¿Por qué es importante la colorimetría como asesoras de imagen?

Cuando pienso en nuevas perspectivas para mis contenidos de la Certificación online en Imagen y Marketing personal - o en las inquietudes que surgen en las mentorías de Magia en acción; mi guía a seguir son aquellas herramientas y conceptos que puedo afirmar rotundamente que definen un servicio de calidad y que lleva a los clientes a volver a contratarnos y recomendarnos.

Ahí entra en juego la colorimetría. Esa teoría avalada por nociones químicas y físicas -así como lo leés- que en primera instancia despierta una gran fascinación, y las apasionadas de lo visual caemos rendidas a sus pies.

Luego, salvo en contadas excepciones, en el día a día profesional no es aprovechada al máximo, se aplica de refilón o queda perdida entre otros tantos ítems. Hasta para quienes tienen un ojo afilado, las dudas a la hora de dar una respuesta ajustada o la tensión interna en el momento en vivo con el cliente suelen llevar a quitar el foco de esta opción.

Colorimetria y asesoramiento de imagen.jpg

Pero, ¿Por qué me parece tan, pero tan, fundamental la colorimetría? Porque en cada una de nuestras propuestas como asesoras de imagen el uso estratégico del color tiene más protagonismo del imaginado y aprovechado.

¿O acaso los armados de conjuntos y looks, la organización del guardarropas, las salidas como personal shopper, el asesoramiento integral o para un acontecimiento determinado no requerirán de nuestra expertise en este tema? También serán bienvenidas nuestras sugerencias cromáticas a aquellos que busquen un impulso para reencontrarse frente al espejo -acá sale a relucir nuestra función como activadoras de autoestima- o para construir su mensaje profesional -tan relevante en estos tiempos de reinvenciones laborales y formas actualizadas de comunicación.

¿Se trata solo de determinar tonos personales? Créanme que hay mucho más.

Un estudio preciso y a conciencia sobre la colorimetría de nuestro cliente permitirá conocer sus mejores matices y su intensidad para cada tono. Está comprobado y avalado que existen propuestas más amigables para cada fisonomía. Entonces, ¡por qué no aprovecharlas!


Y acá va una aclaración imprescindible y que no me canso de resaltar: nuestra función no será descartar opciones ni establecer alternativas permitidas y restringidas. ¡No hay planillas con los "sí" y los "no"!

En cambio:

- Brinda ideas sobre la luminosidad o el matiz más acertado en cada caso. Un ejemplo, dentro de la infinidad de verdes, dará la certeza sobre cuál es el más propicio. 

- Abre el espectro a combinaciones potenciadoras y que estén alineadas con cada estilo, personalidad o se ajustarán a una situación específica de nuestro cliente.

- Facilita la elección de los estampados y de los mix de prendas de acuerdo a los contrastes más armoniosos.

- ¡Ayuda a huir de la camisa blanca, el vestido negro, la cartera marrón y el blazer azul o gris! Muchos clientes -hombres y mujeres, ya más afianzados en su imagen personal- recurren a nosotras para salir de la monotonía de estas prendas un poco trilladas o aburridas. Presentarles tonos neutros que no tenían en cuenta será un guiño indisoluble entre ambos.

Esto también se aplica a la elección del maquillaje. El secreto estará en identificar posibles cambios sutiles y de efecto garantizado.

En definitiva, como asesoras de imagen, todos estos puntos se traducirán en una agenda colmada de clientes felices e ¡ingresos en alza!

Por eso, mi recomendación de amor carnero para quienes quieran convertirse en una profesional comprometida y destacada es dominar el arte de la colorimetría personal.

Si tus deseos como emprendedora van en esa dirección, tendré en los próximos días novedades para vos. ¡Quedate atenta!

 

Con amor, Flor


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