¿Cuánto cobrar como asesora de imagen?
¿Cuánto cobrar un asesoramiento de imagen? Cuando llega esta pregunta y no queda otra que definir un número -por un pedido concreto de un o una cliente, para publicar el menú de servicios en la web o en un plan de convertir esta pasión en un negocio sostenible-, las preguntas suelen ser infinitas.
¿Tanto?, ¿tan poco?, ¿empezar con perfil bajo e ir ajustando?, ¿sostener un número ideal?, ¿y si estoy desfasada de la realidad y nadie me contrata?, ¿queda poco profesional fijar un precio súper accesible?, Me encanta lo que hago, ¿lo ofrezco aunque no me reditúe?
Todas estas dudas suelen aparecer en mis mentorías del programa Magia en Acción o en el Mastermind de negocio para asesoras de imagen. Cada una de ellas tiene su razón de ser y son valiosísimas para no caer en el error de pensarte como hobby - tan frecuente y del cual ya me habrán escuchado hablar- y, en cambio, dar ese paso que deseás como emprendedora y que lleve a convertirte en una asesora de imagen destacada.
El desafío es repensar nuestra creencias sobre el dinero, darle el valor merecido a lo que brindamos y afilar nuestro lápiz a la hora de calcular costos.
Para empezar, te sugiero tres claves imprescindibles.
Poner la mirada en el beneficio para nuestro cliente
Es un buen punto de partida. ¿De qué se trata? Va un ejemplo personal: me encanta que mi casa se sienta y vea linda, armoniosa y confortable. Paso muchas horas acá -¡qué decir en estos meses de cuarentena!-, es el lugar de encuentro y refugio de mi familia y me encanta disfrutar de cada espacio en el tiempo libre.
Pero la decoración no me resulta una tarea tan fácil -¡Lo mío es la imagen de las personas!.
Entonces, en un momento contraté a una especialista. En un encuentro de 90 minutos, ella me brindó tips y datos súper precisos y concretos sobre el género y los colores para las cortinas, ciertos adornos que podría incluir y la distribución de los muebles.
Al leerlo puede parecer simple, pero a mí no se me hubieran ocurrido y al implementarlos comprobé el beneficio.
Conclusión: pagué por el aumento en mi bienestar, más allá del tiempo o los consejos.
Esta misma lógica se puede aplicar en el asesoramiento de imagen. El precio de nuestros servicios también debe tener en cuenta el beneficio que encontrará nuestro destinatario.
¡Atención a los gastos ocultos!
La ropa que necesitamos para las entrevistas o charlas -por más que stockear el guardarropa sea nuestra gratificación-, nuestro lookeo, los traslados, el diseño y mantenimiento de la web, el asesoramiento en los contenidos de las redes, el alquiler de un espacio (y podría sumar varios apartados más), deberán estar de alguna manera presentes en las cifras que calculemos.
Las horas reales
Hay acá otra trampa peligrosa. Nuestro servicio puede estar dividido en dos o tres charlas de una hora cada una; o si se trata de un encuentro grupal, abarcar media tarde.
Pero ese NO es el tiempo exacto que lleva nuestro trabajo -desde el minuto cero hasta la finalización. El análisis de las fotos y necesidades de esa persona, la preparación de propuestas personalizadas y la devolución final demandan una dedicación exhaustiva que harán la diferencia y deberán agregarse.
Cuando se trata del acompañamiento como personal shopper, esta cuestión es más que clara. Sí, elegir ropa, deambular por los lookbooks de las marcas y salir en busca de hallazgos en los percheros son momentos de placer para quienes estamos en esto. Pero también forman parte del servicio que brindamos.
Además, puede suceder que en la salida pactada nuestra clienta o cliente no defina sus compras. Para evitar inconvenientes, será mejor aclarar de antemano nuestro alcance y, si desea repactar una cita, charlar con amabilidad un honorario extra.
Cuando empecé a brindar mi servicio de asesoramiento de imagen para empresas -después de haber dejado la escuela que co-creé- sentía que estaba capitalizando mis años en corporaciones y ayudando a activar la autoestima en muchísima mujeres. Pero al armar mi presupuesto me “quedaba corta”. Entonces, mi trabajo no me resultaba rentable y me desanimaba.
Darme cuenta de estos huecos en mis cuentas, reflexionar sobre los puntos que enumeré en esta nota y buscarle una vuelta eficiente a mis números, me permitieron salir de esa encrucijada y sentirme totalmente gratificada y feliz con mi trabajo.
¡Esto no es todo! Les propongo que escriban en un cuaderno cómo podrían implementar estas sugerencias en su propio negocio. En la próxima entrega, iré un poco más allá sobre estas cuestiones de presupuesto. Me fascina el tema y tengo mucho más tips para compartirles.
Con amor, Flor