La imagen personal estrena desafíos ¡y nuestro rol de asesoras también!
Las asesoras de imagen estamos en transformación, ¿te sumás a estos cambios?
Nuestras prioridades no son las mismas de marzo de 2020... ¡Desde ya!
No todas las rutinas volvieron al ritmo anterior a la pandemia...¡Sin dudas!
La virtualidad le dio otro sentido a las horas del día... ¡Claramente!
Con todos estos reajustes, la imagen personal también entró en metamorfosis y se prepara para 2022 con cambios contundentes. Algunos de estos parámetros venían gestándose desde hace un tiempo y otros irrumpieron de forma más sorpresiva.
El tema me apasiona tanto que fue hace unos días el foco de mi charla de cierre de la MasterWeek para asesoras de imagen, el encuentro que organizo anualmente para que todas nos contagiemos de buenas ideas.
Además, estas perspectivas marcan el rumbo de los asesoramientos más demandados.
Si te perdiste la charla o, como me pasó a mí, quedaste con ganas de seguir repensando, van algunos puntos fundamentales.
El comfy ingresó a la oficina
El tiempo de home office no fue en vano. Ahora, con las modalidades mixtas o híbridas que adoptaron la gran mayoría de las empresas, los códigos de vestimenta también se flexibilizaron.
El trajecito y la blusa para las mujeres, o el traje y corbata para ellos quedaron en muchos casos descartados. Y hasta pueden generar el mensaje demasiado acartonado o rígido nada propicio.
Entonces, nuestra misión será guiar a las clientas o clientes en la búsqueda de prendas, combinaciones y recursos que conjuguen con su estilo personal y los requisitos de su ámbito.Por otra parte, las reuniones virtuales siguen en pie y también llevan implícitos requerimientos que pueden ser desconcertantes. ¡La imagen virtual es un tema en sí mismo!
¿Cuáles son los ítems incorporados al mundo laboral? Las zapatillas con diseño, los pantalones de inspiración sporty (¡sin llegar a la joggineta!), los buzos y hasta las bermudas sastreras.
La vuelta al ruedo
El aislamiento y todas sus variantes dejaron huellas emocionales, diferentes en cada persona y que en ciertos casos empiezan a aflorar ahora.
En estas situaciones, entra en juego nuestra misión como activadoras de autoestima. Porque, con las sugerencias que brindemos desde nuestra mirada amorosa, impulsaremos a recobrar el camino del autocuidado.
Mi propuesta es que los cambios pueden comenzar desde afuera y repercutir en lo más profundo. Esto no implica buscar ideales imposibles. Si no, abrazar la autoaceptación.
Tal vez, algunas clientas o clientes recurran a nosotras a partir de las variaciones en su cuerpo y el deseo de reencontrarse frente al espejo. O con la premisa de buscar un guardarropas que, de verdad, la o lo identifique.
Mi percepción es que hay quienes anhelan desacartonamiento y quienes desean desplegar todo el brillo posible.
Una moda que no imponga
Otra arista es que las tendencias de temporada dejaron de ser reglas a seguir a rajatabla. En definitiva, ¡nadie quiere que le digan qué usar y qué no! En cambio, cada persona puede encontrar el estilo que la identifique. Y nuestro rol será acompañarlas en este descubrimiento.
¿Te imaginás en el rol de activadora de autoestima? ¿Ya sos asesora de imagen y querés profundizar tus conocimientos?
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