No sos vos (el que importa), ¡es tu cliente!
La primera vez que tuve que redactar una frase que definiera de que se trataba el servicio que yo ofrecía como asesora de imagen, tuve 2 objetivos en mente:
Mostrarme profesional y competente
Que se notara todo lo que yo había estudiado y aprendido
Así que, tomé algunos de mis libros de cabecera y estructuré lo que para mí definía a la perfección mi misión.
Esta frase fue a parar a la portada de mi sitio web.
Que luego fue copiada sin escrúpulos por una competidora. (pero eso es material para otra charla).
Esto que te cuento sucedió hace 15 años atrás y desde allí a esta parte no solo he crecido y cambiado, como persona y profesional, sino que también ha cambiado la manera que tenemos de comunicarnos, vendernos o promocionarnos.
La realidad es que esa frase tan “pensada”, no resultaba del todo atractiva. Solo estaba describiendo con palabras llamativas cuál era mi servicio. Y no terminaba siendo atrayente para la persona que lo leía (mi potencial cliente) porque, al fin de cuentas, no describía cuál era el beneficio que recibiría al contratar mis servicios. Cuando tu interlocutor no le encuentra utilidad a tu profesión (aplicable para ella o para alguien que ella conozca) lo más probable es que no ahonde más. Y la charla acabe ahí mismo.
Hoy es necesario que te presentes desde la solución para tu cliente. Un buen punto de partida para la construcción de tu mensaje es saber que no todas las asesoras de imagen que egresan cada año desean dedicarse al mismo tipo de cliente. Lo he comprobado con mis propias alumnas. Muchas elegían solo mujeres ejecutivas, otras preferían dedicarse al post parto, otras a la imagen política, otras como complemento a su oferta de servicios en el showroom, o salón de estética.
No todas apuntamos a los mismos clientes (¡gracias a Diós!) y este es el punto neurálgico de toda la cuestión.
La oportunidad de crecimiento está dada por conocer a fondo la necesidad que tiene tu cliente elegido, allí está tu chance de ejercer tu magia. Una manera de hablarle es dándole a entender que comprendés lo que le está pasando.
Si hoy te cuesta redactar ese primer posteo en tu perfil profesional como asesora de imagen, o escribir tu propuesta única de valor en tu nuevo sitio web, o contestar a la pregunta de a que te dedicas, lo que tenés que establecer es la urgencia que tiene ese cliente que vos deseas, y de qué manera lo que vos hacés lo va a ayudar.
Todo tu conocimiento, tu profesionalismo, la seriedad con la que te tomás esta profesión, es perceptible, por mí y por tu futura clienta también. Ella no necesita que se lo cuentes, lo va a notar en todo lo que hagas (en la estética de las fotos que muestres, en el tono de tu comunicación, como te mostrás y como te movés, en la calidad de tu propuesta, en tus actitudes) no hace falta que literalmente y desde tus conocimientos técnicos lo declares en una primera instancia (es decir ni en tu bio, ni en tu home).
Lo que tu clienta necesita es que la encuentres a mitad de camino. Lo que la atraerá hacia tu propuesta es sentirse entendida por vos.
Animate a hablarle directamente, olvídate por un momento de todo lo que ya recorriste y aprendiste. Ponele a tu comunicación ese sello personal que le demuestre que vos la comprendés y sabés cómo ayudarla.
¡Tu cliente deseado te está aguardando! No lo hagas esperar.